En el programa de bioqu�mica y biof�sica de Harvard buscan otro tipo de eficiencia: la de la energ�a humana. Un grupo de cient�ficos locales trabaja junto a un equipo de la Universidad de Carolina del Norte sobre prote�nas que provocan el movimiento. Lograron desentra�ar uno de los grandes misterios cient�ficos: c�mo se convierte la energ�a qu�mica en fuerza mec�nica. Descubrieron que la prote�na dine�na se transforma para realizar una funci�n celular vital que provoca el movimiento. "Sab�amos que hab�a un motor que quemaba gases, pero no c�mo se mov�an las ruedas", dice el profesor de farmacolog�a Timoty Elston en la presentaci�n oficial del estudio publicada en una revista de la Academia Nacional de Ciencias. "Ahora sabemos d�nde se genera la energ�a y que recorre un largu�simo camino hasta convertirse en movimiento, hasta hacer que el ser humano mueva una mano o una pierna, por ejemplo".
Este descubrimiento podr�a llegar a ayudar a entender el movimiento del cuerpo humano y de qu� forma el cerebro transmite la orden del movimiento. En unos 20 o 30 a�os, tal vez, se podr�a pensar en desarrollar una combinaci�n de est�mulos cerebrales y proteicos para hacer que una persona inv�lida pueda volver a tener movimiento en los m�sculos atrofiados. Hay en �sta �rea de Boston al menos diez equipos intentando descifrar estructuras moleculares que podr�an abrir un ampl�simo abanico de posibilidades.
Para que todas estas ideas logren traspasar los laboratorios y se conviertan en realidad hay que recurrir a la innovaci�n. Wikipedia ofrece una definici�n de este concepto: "es la aplicaci�n de nuevas ideas, productos, servicios y pr�cticas, con la intenci�n de ser �tiles para el incremento de la productividad. Un elemento esencial de la innovaci�n es su aplicaci�n exitosa de forma comercial. No solo hay que inventar algo, sino, por ejemplo, introducirlo en el mercado para que la gente pueda disfrutar de ello". Para ver esto en la realidad, el mejor lugar es el laboratorio de ideas del profesor Ken Zolot en el Stata Center, el edificio futurista ideado por Frank Gehry en el que las l�neas arquitect�nicas se quiebran constantemente. Zolot est� dando conferencias en Jap�n, pero aqu� se encuentra su disc�pulo dilecto, el catal�n Luis P�rez Breva. "Pensamos en un proceso para entender c�mo podemos ayudar a que las investigaciones que se hacen aqu� tengan un impacto en la sociedad", dice P�rez Breva con un porte de gal�n de pel�cula de acci�n y enorme simpat�a. "Y creemos que se puede innovar totalmente cada idea. Tomando como base el desarrollo de un plan de negocios, pensamos que para ayudar a que la investigaci�n b�sica sea percibida por la sociedad como un avance, es necesario realizar todo un proceso previo mediante el cual descubriremos si esta investigaci�n nos deparar� aplicaciones interesantes en el mercado o si por el contrario nos llevar� a nuevas direcciones de investigaci�n, si es mejor licenciarla para que una empresa que ya est� en el mercado la lleve a cabo o si es mejor asociarnos con otra empresa para ayudar a ponerla en pr�ctica. El objetivo final es que esta nueva invenci�n tenga un impacto en el ser humano".
La clave de todo esto es la educaci�n, el trabajo interdisciplinario y la conexi�n con la industria. Aqu� ya se trabaja en modelos educativos en los que un ingeniero electr�nico, un cirujano y un antrop�logo terminen desarrollando ideas para mejorar la producci�n hidroel�ctrica en el norte de Bangladesh. En 25 a�os ya no habr� carreras de enorme �xito y otras olvidadas; todas las disciplinas tendr�n que elaborar redes interactivas. Los ahora llamados hombres de negocios, empresarios y emprendedores no tendr�n que salir indefectiblemente de una escuela de negocios. Podr�n ser personas que estudien sociolog�a, historia o hidr�ulica, pero que en su carrera vayan adquiriendo conocimientos diversos de muchas otras disciplinas. Algo as� como un regreso al hombre renacentista, y un alejamiento de la especializaci�n extrema. "En los �ltimos a�os se dieron much�simos cambios en la manera en que entendemos los negocios a trav�s de innovaciones en los modelos que son tambi�n incre�bles cambios de paradigmas. El caso de los microcr�ditos, por ejemplo, muestra una innovaci�n absolutamente descomunal que no solamente nos ense�a c�mo mejorar el tejido social a base de darle m�s poder a la gente de a pie, sino que adem�s nos ense�a un modo que nos hab�amos olvidado. Todos los grandes emprendimientos de principios del siglo XX comenzaron de esa manera. Alguien que ve la necesidad y que encuentra la manera de resolver el problema con menos complicaciones que ning�n otro", cuenta P�rez Breva mientras da cuenta de un caf� en el lobby del edificio de l�neas descompuestas creado por Gehry.
De regreso a Harvard, en una librer�a fascinante donde es posible encontrar cualquier ensayo que pueda buscarse, uno de los best-sellers es Iconoclast, de Gregory Berns, un neurocient�fico explica c�mo se puede pensar diferente. Dice que los iconoclastas son personas que "pueden hacer lo que otros dicen que no se puede". "Creatividad e imaginaci�n comienzan con la percepci�n. Despu�s de los �ltimos estudios del cerebro y el comportamiento, sabemos que la percepci�n no es simplemente el producto de losque los ojos y los o�dos transmiten. Es producto del cerebro en s� mismo. Una persona ordinaria percibe el mundo de acuerdo a sus experiencias o a lo que otra gente dice; un iconoclasta, en cambio, usa otros elementos como el miedo, la intuici�n y el debate para llegar a construir un pensamiento diferente. Y lanza nombres de iconoclastas famosos que crearon en base a esos elementos: Walt Disney, Steve Jobs -fundador de Apple- y Florence Nightingale, la enfermera que observando a los soldados heridos logr� encontrar curas que los m�dicos no hab�an logrado resolver.