En aquella época los reglamentos permitían prácticas y procesos que hoy están prohibidos, Texaco sin embargo realizó una remediación acordada con el Estado ecuatoriano cuyo montó fue de $40 millones de dólares. Una parte de la remediación -se acordó- debió realizarla Petroecuador, pero esta empresa estatal si es que la hizo, la realizó incompleta, y/o posteriormente operaron descuidadamente ocasionando contaminación.
Sin embargo, Chevron, compañía que posteriormente absorbió a Texaco, fue demandada en las cortes del Ecuador, y luego de que en el juicio se presenten conductas cuestionables por parte del grupo de demandantes como del juez, hoy el caso ahora está en segunda instancia donde se ratifica la sentencia que ordena a Chevrón a pagar una indemnización por casi $9 mil millones. Se ha violado el debido proceso legal.
¿La evidencia? informes periciales que fueron elaborados por peritos pagados por la parte acusadora e informes científicos incompletos o cuestionables.
En un país donde la corrupción es norma, donde el Ejecutivo irrumpe desvergonzadamente en la función judicial, donde cualquier día se puede destituir ilegalmente a la mitad de los representantes del Congreso, e ilegalmente el ejecutivo forma una Corte de Justicia a su antojo; en un país así, es muy probable que se viole el principio de no retroactividad de la norma, y muy probable que incluso un alto funcionario del ejecutivo asesore al grupo de demandantes en como intimidar al sistema legal.
De manera que la imagen de Daryl Hannah sosteniendo crudo en su mano (fresco, reciente, no de hace 20 años sino de ese día y de un pozo de Petroecuador) es la imagen perfecta para describir al sistema político y de justicia ecuatorianos.