Esos mares, que se conectaban a trav�s de una serie de islas volc�nicas con el Oc�ano Pac�fico, se establecieron en tiempos previos a la formaci�n de los Andes. En las orillas y en las profundidades de ese golfo conocido como �Cuenca Neuquina� se desarrollaba una abundante vida marina, que hoy en d�a es posible imaginar gracias al estudio de los restos f�siles e indicios geol�gicos.
Dar�o G. Lazo, Licenciado en Ciencias Biol�gicas y Doctor en Ciencias Geol�gicas de la UBA e Investigador del Conicet, se cuenta entre los especialistas que se dedican a averiguar c�mo era ese fascinante mundo. Desde hace m�s de siete a�os investiga, cual forense del pasado, c�mo era la vida de las faunas cret�cicas marinas de Argentina, en particular de Mendoza y de Neuqu�n.
Recientemente la revista cient�fica internacional Acta Palaeontologica Polonica public� un trabajo de este investigador que se centr� en el estudio de una especie de molusco bivalvo conocido como Pholadomya gigantea. Los resultados del trabajo ampl�an el conocimiento de la fauna que habit� los mares cret�cicos que cubr�an parte del territorio de lo que hoy es la Argentina.
�Pholadomya gigantea pertenece a un grupo de moluscos denominados bivalvos, que se caracterizan por presentar una conchilla externa dividida en dos mitades o valvas. Debido a su naturaleza calc�rea esta conchilla es muy resistente y, por lo tanto, es muy com�n que estos bivalvos se conviertan en f�siles. La mencionada especie tuvo una distribuci�n casi cosmopolita durante el per�odo Cret�cico habitando los mares de diversas partes del mundo, lo cual llam� la atenci�n de los especialistas desde fines del siglo XIX�, afirma Lazo quien trabaja en el �rea de Paleontolog�a de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Seg�n el experto, la amplia distribuci�n de esta especie puede ser explicada a trav�s de su desarrollo embriol�gico: �Los bivalvos poseen estadios larvales previos al desarrollo del adulto. Dichas larvas pueden habitar en los oc�anos junto a organismos planct�nicos por un tiempo determinado. Estas larvas al vivir flotando en el agua son pasibles de ser transportadas por corrientes oce�nicas y, por lo tanto, pueden establecerse en distintos mares del mundo�, aclara.
En la actualidad existe una especie emparentada con la f�sil y que se denomina Pholadomya candida, �ltimo resabio de un importante linaje de bivalvos marinos que se registran desde fines de la Era Paleozoica, hace unos 350 millones de a�os. La especie actual, considerada un "f�sil viviente", es sumamente rara y parec�a extinguida, pero hace unos pocos a�os se han encontrado algunas conchillas en playas colombianas y por eso se presume que a�n sigue existiendo en el Mar Caribe.
El estudio de los restos de Pholadomya gigantea y la presencia de Pholadomya candida �permiten confirmar que a Mendoza y a Neuqu�n llegaban especies de afinidades mediterr�neas. Por lo tanto, las comunidades de fondo marino del cret�cico de esa regi�n se asemejan a aquellas de climas c�lidos y no de climas fr�os�, se�ala Lazo.
El hogar de Pholadomya gigantea
�En nuestro pa�s existen restos f�siles de Pholadomya gigantea en rocas cret�cicas de Mendoza y Neuqu�n cuya edad oscila alrededor de los 130 millones de a�os. En aquel entonces estas provincias estaban cubiertas por una lengua marina proveniente del Oc�ano Pac�fico, las cuales formaban un extenso golfo, pero de aguas muy poco profundas�, puntualiza Lazo.
Esas aguas marinas eran mucho m�s c�lidas que las que ba�an las costas de Chile en la actualidad, ya que en ese momento no exist�an las corrientes fr�as ant�rticas provenientes del sur. Debido a estas elevadas temperaturas del agua fue posible el intercambio de faunas de invertebrados y vertebrados con zonas m�s ecuatoriales, como el Mar Caribe y el Mediterr�neo.
�Dentro de los invertebrados se destacaban arrecifes de corales, arrecifes de ostras y arrecifes de serp�lidos, un tipo de gusanos. Asociados a dichos arrecifes habitaba una gran variedad de organismos como los amonites y naut�lidos (primos de los pulpos y calamares), caracoles de distinto tipo, "almejas", "mejillones", erizos, estrellas y langostas marinas�, se�ala Lazo y agrega: �Dentro de los vertebrados sobresal�an los reptiles marinos, como los plesiosaurios e ictiosaurios, y los peces, que conformaban el eslab�n �ltimo de las cadenas alimentarias jugando el rol de predadores�.
Sobre la base del estudio de las rocas que contienen los restos f�siles de Pholadomya gigantea es posible inferir su h�bitat preferido. �Los resultados nos indican que esta especie habitaba zonas de muy baja profundidad donde los fondos eran arenosos con un alto porcentaje de conchillas y de salinidad marina normal. Sobre estos fondos este bivalvo cavaba y se enterraba para adquirir una vida sedentaria dentro de una cueva. All� se alimentaba de part�culas suspendidas en el agua a la vez que utilizaba el ox�geno disuelto en el agua para la respiraci�n�, explica Lazo.
El especialista destaca que desde hace 230 millones de a�os este grupo de moluscos bivalvos ha mantenido el mismo modo de vida. �Esto se relaciona con una estabilidad evolutiva sin cambios marcados en su plan corporal�, concluye el experto, cuyo trabajo no s�lo permite comprender el pasado de la vida prehist�rica en el pa�s, sino tambi�n c�mo �sta evolucion� hasta nuestros d�as.
Recuadro: Geolog�a, paleontolog�a y petr�leo
La cuenca Neuquina es una de las regiones geol�gicas m�s estudiadas del pa�s, debido principalmente a que muchas de sus rocas jur�sicas y cret�cicas son fuente de petr�leo. A nivel de la superficie estas rocas pueden ser exploradas por ge�logos, geof�sicos y paleont�logos, quienes a trav�s de diversas t�cnicas analizan c�mo, cu�ndo y d�nde se form� el petr�leo en el pasado geol�gico de la regi�n.
Los estudios paleontol�gicos, como los que actualmente se desarrollan en el Laboratorio de Bioestratigraf�a de Alta resoluci�n de la UBA aportan una cantidad de informaci�n que es �til en prospecciones realizadas por compa��as petroleras.
Estos estudios apuntan a acotar la edad de las rocas con mucha precisi�n y adem�s procuran entender el desarrollo de los paleoambientes y paleoclimas. Los datos obtenidos, adem�s de aportar al conocimiento geol�gico general y paleontol�gico en particular, son de inter�s para las compa��as petroleras y consultoras privadas que han retomado en los �ltimos a�os las exploraciones en b�squeda de nuevos yacimientos petrol�feros en la regi�n.
Publicado originalmente en Sunchaleshoy (Argentina)