Confieso que nac� como cat�lico y crec� como protestante, y que soy curioso de la fe y cultura hebreas. Mas con el tiempo y la juventud prefer� seguir el camino de la ciencia m�s que el de la fe; a ratos me consider� ateo, prefer� zanjar la cuesti�n de la fe considerando que no es posible, al menos de momento, probar la existencia de Dios pero la ausencia de prueba no es prueba de ausencia. Personalmente la cuesti�n sobre la existencia de Dios puede ser irrelevante y no es asunto m�o buscar la demostraci�n de existencia de este, tal asunto pertenece a quienes afirman lo contrario, los cuales no est�n precisamente por la labor de obtener demostraci�n de sus creencias.
Me molesta eso s�, que muchos no creyentes, ateos y hasta agn�sticos hagan burla de las creencias de los dem�s; no nos equivoquemos, este no es un pedido de autocensura pues yo mismo he sido muy cr�tico con la fe y la religi�n muchas veces, no, este es un pedido de mesura, de respeto, de sana autocr�tica.
Muchos han sido los errores de las religiones, o mas bien de quienes fungieron como sus l�deres, fundadores, int�rpretes o seguidores, hacia ellos deben ser dirigidas nuestras cr�ticas. Muchas han sido las pr�cticas horripilantes de muchos cultos religiosos, hacia estas pr�cticas deben ir dirigidas las cr�ticas, aquellas que agreden derechos fundamentales: guerras santas, sacrificios humanos involuntarios, asesinato, secuestro y despojo por motivos rituales.
Criticar el fundamento mismo de las religiones es igualmente v�lido, pero hacerlo con tino es una tarea que bien vale la pena emprender. M�s prioritario es combatir el organismo que hizo posible los mayores cr�menes cometidos por las religiones: el Estado. Este s�, verdadero enemigo de la humanidad, mecanismo de muerte, esclavitud y expolio, capaz de convertir un inofensivo culto religioso en una teocracia totalitaria y en un tirano al m�s inocente de nuestros semejantes.