La difusi�n de unos correos electr�nicos de uno de los centros de investigaci�n clim�tica m�s prestigiosos del mundo ha destapado el que puede ser uno de los mayores fraudes cient�ficos de la historia.
Todo el que estaba un poco informado sobre el debate en torno al calentamiento global sab�a que el famoso consenso cient�fico esgrimido por los grupos ecologistas era falso. Bastaba con escuchar a los climat�logos de ambos lados del debate para darse cuenta.
Los seguidores de las teor�as catastrofistas que responsabilizaban al ser humano posiblemente eran mayor�a, pero la gran minor�a esc�ptica ha sido siempre muy importante tanto en n�mero como en prestigio. El empe�o del movimiento radical ecologista, la mayor�a de los pol�ticos y algunos investigadores en hacer creer a la ciudadan�a que no hab�a divergencias cient�ficas resultaba muy sospechoso de la debilidad del argumento oficialista.
Al mismo tiempo, la sucia estrategia de llamar �negacionistas� a quienes simplemente dudaban de la fortaleza del argumento catastrofista resultaba reveladora del car�cter sectario de este movimiento y del poco inter�s por parte de los �calent�logos� en un debate cient�fico que permitiera saber m�s sobre esta importante cuesti�n, especialmente cuando los datos de temperaturas medias de la NASA muestran que el planeta no se calienta desde finales de la d�cada pasada, en contra de lo que predec�an los modelos usados por la ONU.
Lo que nadie pod�a imaginar es que cient�ficos del CRU, uno de los centros de investigaci�n clim�tica m�s importantes del mundo y que m�s influencia han tenido sobre los informes de Naciones Unidas, estuviesen falsificando los datos a prop�sito, ni que hubiesen montado una estrategia para evitar que las publicaciones cient�ficas publicaran a quienes ten�an otras teor�as, ni que estos respetados cient�ficos estuvieran destruyendo informaci�n relevante, ni que estuvieran manteniendo unas opiniones en p�blico y otras bien distintas en privado, ni que anduvieran escondiendo sus dudas sobre sus teor�as e informaci�n relevante a la ciudadan�a y al resto de la comunidad cient�fica. Estas son s�lo algunos de los fraudes destapados en los �ltimos d�as y que ha dejado consternada a la comunidad cient�fica internacional.
Ahora mucha gente quiere saber si los cient�ficos responsables del esc�ndalo lo hicieron por obtener jugosas subvenciones, por ganar relevancia cient�fica o por ideolog�a. Pero la verdad es que la intenci�n poco importa en este momento.
Lo realmente importante es que los pol�ticos �especialmente los europeos� est�n gastando cientos de miles de millones en programas relacionados con unas teor�as catastrofistas, que ahora resultan estar fabricadas sobre importantes distorsiones de la realidad e incluso sobre burdas mentiras. Peor a�n, la econom�a est� sufriendo toda una bater�a de intervenciones salvajes, que van desde el racionamiento de la producci�n industrial hasta las subvenciones empresariales m�s dantescas. El resultado de todo este sinsentido es un coste gigante para los ciudadanos de los pa�ses ricos y pobres, y un beneficio cercano a cero para el clima del planeta.
Cumbre de Copenhague
En apenas unos d�as, representantes de todos los pa�ses del mundo se reunir�n en Copenhague para negociar un tratado que sustituya al fracasado Protocolo de Kyoto despu�s del a�o 2012. La ciudadan�a y los medios tienen ante s� la enorme responsabilidad de mostrarles con claridad que no estamos dispuestos a continuar esta tomadura de pelo.
Posturas como la de Zapatero, que pretenden obligarnos a cumplir �cueste lo que cueste� tratados internacionales impulsados por el movimiento radical ecologista y por grandes corporaciones con enormes intereses econ�micos, deben quedar fuera del debate; especialmente ahora que este gigantesco fraude ha quedado al descubierto.
El ex vicepresidente de EEUU Al Gore empezaba su documental catastrofista argumentando que el cambio clim�tico era una cuesti�n moral. Se equivocaba. El cambio clim�tico es una cuesti�n cient�fica y nunca debi� salir de ese �mbito.
Sin embargo, el timo cient�fico del que hemos sido v�ctimas s� es una cuesti�n moral. Del mismo modo, el reto m�s importante al que se enfrenta la humanidad no parece ser el calentamiento que provoca el hombre �como dicen Gore y Zapatero�, sino la reducci�n de nuestras libertades y del desarrollo econ�mico mundial a manos de pol�ticos y cient�ficos sin escr�pulos que han recalentado artificiosamente el debate hasta el punto de convertirlo en el esc�ndalo m�s caliente de las �ltimas d�cadas.
* Presidente del Instituto Juan de Mariana
Publicado originalmente en Expansi�n (Espa�a)